LA EXPEDICIÓN FINAL
Contenido
- 1 ¿Quiénes fueron los supervivientes que caminaron hasta Chile?
- 2 ¿Cómo se prepararon los sobrevivientes para la última caminata?
- 3 ¿Qué provocó que los 3 expedicionarios emprendiesen su camino?
- 4 La última expedición día a día
- 4.1 Martes 12 de diciembre: Emprenden camino hacia el Oeste
- 4.2 Miércoles 13 de diciembre: Segundo día de ascenso
- 4.3 Jueves 14 de diciembre: Alcanzan la cima
- 4.4 Viernes 15 de diciembre: Vizintín vuelve al fuselaje
- 4.5 Sábado 16 de diciembre: Alcanzan la cima y comienzan el descenso
- 4.6 Domingo 17 de diciembre: Llegan al valle
- 4.7 Lunes 18 de diciembre: Encuentran primeros signos de vegetación
- 4.8 Martes 19 de diciembre: Encuentran ganado
- 4.9 Miércoles 20 de diciembre: Encuentran ayuda
- 5 La expedición final en La sociedad de la nieve
¿Quiénes fueron los supervivientes que caminaron hasta Chile?
Roberto Canessa oponía mucha resistencia a emprender esa última expedición, que a la fuerza debía ser la definitiva. Haber escuchado en la radio que se habían reanudado las tareas de búsqueda, le hacía partidario de seguir esperando en el fuselaje del avión a que fuesen a rescatarlos.
Fernando Parrado, por el contrario, estaba deseoso de emprender la marcha. Sentía la necesidad imperiosa de huir de allí.
Antonio «Tintín» Vizintín, hubiese comenzado a caminar en cuanto los demás lo decidiesen.
El resto de rugbistas estaban deseosos de saliesen lo antes posible, pues se encontraban al límite de sus fuerzas, el alimento comenzaba a escasear y no albergaban muchas esperanzas de que el C-47 de las Fuerzas Aéreas Uruguayas les encontrase.
Fito Strauch explicó a Canessa que el avión uruguayo no estaba buscando supervivientes, sino cadáveres. Tardarían semanas en encontrarlos. Este argumento pareció convencer a Roberto Canessa y todos comenzaron a preparar la expedición final.
¿Cómo se prepararon los sobrevivientes para la última caminata?
Los primos cortaron gran cantidad de carne que guardaban en medias de rugby para que los expedicionarios pudiesen llevar una buena reserva de alimento.
El resto de supervivientes, se esforzaron en coser los trozos de material aislante que había encontrado Vizintín en la cola del avión. El objetivo era confeccionador un gran saco de dormir en el que pudiesen resguardarse del frío nocturno los tres expedicionarios.
Día a día iban trabajando para preparar esa última expedición, aunque Canessa no parecía tener prisa por marcharse e iba retrasando la partida con cualquier excusa.
¿Qué provocó que los 3 expedicionarios emprendiesen su camino?
Para ese entonces, el estado de salud de Numa Turcatti era muy delicado.
El 11 de diciembre, Numa falleció.
La muerte de Numa hizo que Canessa se convenciera de que no podían esperar más tiempo. Roy Harley, Coche Inciarte, Moncho Sabella y Javier Methol estaban muy débiles y tampoco resistirían mucho más tiempo. Un día de retraso podría suponer la muerte para ellos.
“Saldremos mañana hacia Chile”, dijo Roberto Canessa.
La última expedición día a día
Comenzaron a alejarse de los restos del avión que le habían dado cobijo durante tantos días y sintieron un intenso miedo, y es que sabían que se enfrentaban a una expedición a vida o muerte para ellos y para el resto de sus compañeros.
Iban ataviados con varios pares de pantalones, jerseys, calcetines de repuesto, algún medicamento y el saco de dormir. Llevaban carne para quince días.
Martes 12 de diciembre: Emprenden camino hacia el Oeste
Así que el martes 12 de diciembre a las 5 de la mañana, los tres expedicionarios (Canessa, Parrado y Vizintín) emprendieron la marcha.
El primer objetivo era alcanzar la cima de la enorme montaña en cuya ladera reposaba el fuselaje. Se trataba de una enorme pared de piedra y hielo sobre la cual esperaban poder divisar las verdes praderas chilenas.
Avanzaban lentamente y tenían que descansar cada pocos metros para recobrar el aliento. La montaña era casi vertical.
A mediodía se detuvieron para comer y todavía podían ver los restos del Fairchild.
Retomaron el camino.
Durante el ascenso comprobaron que las distancias en la nieve engañan y que, a pesar de que el plan era alcanzar la cumbre el primer día, el sol ya se estaba ocultando y todavía estaban muy lejos de su objetivo.
Extenuados, decidieron buscar un lugar un poco resguardado para pasar la noche. Montaron un pequeño campamento y pasaron su primera noche en el saco de dormir que habían fabricado y que resultó ser un éxito: no sentían demasiado frío a pesar de las gélidas temperaturas.
Miércoles 13 de diciembre: Segundo día de ascenso
Cuando volvió a salir el sol, reanudaron el ascenso.
Lo que más les desanimaba es que cada vez que alcanzaban lo que ellos creían que era la cima, resultaba ser una cima falsa, un montón de nieve o un saliente de rocas. Tras esa cumbre falsa, la montaña continuaba alzándose frente a ellos.
Caminaron todo el día al borde de la extenuación y a media tarde todavía no habían alcanzado el final. Buscaron de nuevo un lugar apropiado para pasar la noche.
Jueves 14 de diciembre: Alcanzan la cima
Tan pronto como se hizo de nuevo de día, Parrado retomó la marcha. Vizintín le siguió, pero Canessa decidió quedarse en donde habían pasado la noche descansando.
La pared era casi vertical y Parrado escaló incansablemente durante unas tres horas hasta que alcanzó una superficie plana de unos cuatro metros antes de comenzar a descender. Estaba en la cumbre de la montaña.
Su alegría pronto se vio empañada. Tuvo que enfrentarse a unas vistas que no eran las que él esperaba, pues desde allí no se veían las verdes praderas chilenas, sino más y más montañas nevadas, casi hasta donde la vista alcanzaba. “Estamos muertos”, pensó.
Vizintín venía tras él, y Nando le detuvo y le pidió que fuese a buscar a Canessa. “Estoy en la cima. Todo va bien. Dile a Roberto que suba a ver esto por sí mismo”.
Vizintín obedeció y fue a buscar a Roberto, que comenzó a subir al encuentro de Parrado.
Vizintín se quedó en el lugar donde habían pasado la noche.
Cuando, tras el duro ascenso Canessa alcanzó la cima, observó con desolación las mismas vistas que Parrado llevaba horas estudiando. “Estamos perdidos”.
Todavía no se había repuesto del horror, cuando Nando le hizo ver dos montañas que se divisaban muy a lo lejos… y cuyos picos parecían no estar nevados. Estaban a kilómetros de distancia y tardarían muchos días en llegar hasta allí.
Parrado le explicó su plan a Canessa:
Caminarían en aquella dirección. Le dirían a Vizintín que volviese al fuselaje y así ellos dispondrían de más carne para ellos dos (calculaba que les duraría unos 20 días).
Nando le pidió que le acompañase, él iría en cualquier caso. Roberto dijo que se lo pensaría.
Bajaron para pasar la noche donde la habían pasado la noche anterior, donde estaba esperándoles Vizintín, que estaba al límite de sus fuerzas.
Viernes 15 de diciembre: Vizintín vuelve al fuselaje
Cuando amaneció, Roberto ya había decidido que acompañaría a Nando. Ambos preferían morir caminando que enterrados en el fuselaje del avión.
Vizintín emprendió el descenso de regreso al avión, con indicaciones de que si les rescataban, debían decir que ellos habían ido en dirección Oeste.
Era el 4º día de la expedición, y Canessa y Parrado estaban agotados tras el duro ascenso. Decidieron pasar la noche cerca de la cumbre y escucharon los motores de algún avión que les sobrevolaba.
Sábado 16 de diciembre: Alcanzan la cima y comienzan el descenso
Al siguiente día iniciaron de nuevo la ascensión hasta la cima. Desde allí, buscaron el mejor camino para descender. La ladera de la montaña era muy inclinada, así que hicieron casi todo el descenso deslizándose sentados o sobre la espalda, provocando pequeños aludes de piedras montaña abajo.
Sobre las cuatro de la tarde llegaron a una gran roca plana y decidieron quedarse allí para pasar la noche.
Domingo 17 de diciembre: Llegan al valle
El sexto día de su caminata llegaron a la base de la montaña, en un valle cubierto de nieve, que les dificultaba la marcha.
Canessa empezaba a notar que sus fuerzas flaqueaban, y a menudo se quedaba rezagado.
Por primera vez desde el accidente, encontraron agua corriente. Un pequeño arroyo bajaba por el lado de la montaña. A ambos lados del arroyo creía musgo, hierba y juncos. Era el primer signo de vegetación. Canessa no pudo resistirse a comerse algunas hierbas.
Pasaron la noche, en el saco de dormir, sobre la nieve de aquel valle.
Lunes 18 de diciembre: Encuentran primeros signos de vegetación
A la mañana siguiente, el séptimo día de expedición, continuaron caminando valle abajo. Canessa era incapaz de seguir el ritmo de Parrado.
Cuando llegaron al final del valle, se encontraron con un paisaje que les resultó paradisíaco. ¡No había nieve!. Había un torrente de agua gris, y zonas verdes allá donde miraban.
Por primera vez sintieron esperanzas reales de que se salvarían.
Siguieron caminando por el lado derecho del torrente, aunque no era nada fácil. Llegó un momento que tuvieron que cambiar de orilla, cruzando el río, para poder continuar.
Acamparon para pasar la noche. Las temperaturas eran mucho más amables, cosa que ponía en peligro la buena conservación de la reserva de carne humana que portaban. La carne empezaba a pudrirse.
Martes 19 de diciembre: Encuentran ganado
El octavo día de su viaje (19 de diciembre) continuaron caminando.
A media mañana creyeron ver un rebaño de vacas a lo lejos, y un poco más tarde una lata vacía de sopa. Era el primer signo innegable de que allí había estado gente, al que siguió el hallazgo de una herradura de caballo.
A medida que avanzaban, el río se iba haciendo más ancho, y fue entonces cuando encontraron el rebaño de vacas que habían visto aquel mismo día.
También había marcas de hachas en los árboles y un corral para el ganado hecho de ramas.
Se dispusieron a pasar allí la noche, encendieron una hoguera y cocinaron casi toda la carne que les quedaba. Al fin y al cabo, se estaba pudriendo.
Durmieron al calor del fuego, con el estómago lleno y con los agradables pensamientos que precedían a una probable salvación.
Miércoles 20 de diciembre: Encuentran ayuda
La mañana del noveno día decidieron desprenderse del pesado saco de dormir. Ya no lo necesitarían.
Continuaron su marcha por el valle, aunque la debilidad de Canessa (que comenzaba a tener síntomas de diarrea) se hacía patente a cada paso. Estaba en agonía y le dolía todo el cuerpo.
Parrado le insultaba cuando se quedaba atrás, y Canessa sacaba fuerzas de flaqueza para seguir caminando, pero llegó un momento que Nando tuvo que cargar con su mochila.
Canessa estaba tan débil y tan enfermo que tuvieron que dejar de caminar antes de lo previsto.
Estaban en los Maitenes, y poco rato después de detenerse vieron a un hombre, montado en un caballo, al que pidieron ayuda. Era el arriero Sergio Catalán.
Así fue el encuentro con el arriero Sergio Catalán
La expedición final en La sociedad de la nieve
No se puede hacer una película sobre la Tragedia de los Andes y omitir esta última expedición, esa gran hazaña de Parrado y Canessa (con la inestimable colaboración de Tintín).
En La sociedad de la nieve podemos ver como la muerte de Numa Turcatti termina de convencer a Roberto Canessa de que no puede retrasar más su partida.
Tanto la nota que Numa Turcatti tenía en sus manos cuando falleció, como el hecho de que esto sirviera como detonante para que se emprendiera la expedición definitiva, es totalmente cierto.
Emprenden pues el viaje los 3 expedicionarios con una exigente escalada necesaria para alcanzar la cima del Monte Seler, desde el que esperaban ver los verdes prados chilenos (spoiler: no sucede).
Aunque no se dice explícitamente, podemos comprobar a simple vista que tal y como sucedió en la realidad, Tintín cargaba la mochila más pesada:
El ascenso al Monte Seler se prolonga durante 3 días en los que se ven obligados a dormir a la intemperie en el saco de dormir.
Cuando por fin alcanzan la cima para comprobar que ante sus ojos solo había más montañas, en la película lo hacen tal cuál sucedió en la realidad. Fernando Parrado en primer lugar, seguido por Canessa. Tintín llega extenuado en tercer lugar.
No hay montaña lo suficiente alta para la tenacidad de Nando Parrado, que tanto hace 50 años como también en el celuloide, tiene claro que su destino es seguir caminando aunque le cueste la vida.
Aunque en la película parece que no le cuesta mucho persuadir a Canessa para que lo acompañase, sabemos que en la realidad este último necesitó meditarlo durante una noche, para decidirse a acompañarlo finalmente al día siguiente.
Tintín, tal y como sucedió en la vida real, regresó al fuselaje para que así los dos expedicionarios restantes pudiesen disponer de su porción de comida:
El resto de la expedición (7 días) se resume en la película con una gran variedad de escenas en las que Nando y Roberto caminan por varios parajes cada vez menos montañosos.
No se pasa por el alto el hecho de que la carne de la que disponían comenzó a estropearse y Canessa comenzó a sufrir vómitos y diarrea.
Finalmente, y al límite de sus fuerzas, llegan a los Maitenes donde encuentran al arriero.
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