EL ALUD EN EL AVIÓN URUGUAYO

Rezamos el rosario, pero luego todos permanecimos callados (…) como si se estuviera gestando esa decisión tan siniestra de quiénes sobrevivirían esa noche y quiénes no lo conseguirían. Álvaro Mangino

La avalancha que sepultó el avión uruguayo estrellado en los Andes, fue uno de los mayores golpes que sufrieron los supervivientes del accidente durante los 72 días que pasaron en la cordillera.

Marca en la nieve dejada por el fuselaje

¿Cuándo fue el alud?

El día del 29 de octubre de 1972, transcurrió con bastante normalidad para los sobrevivientes del avión de los Andes.
Algunos padecían grandes dolores, y todos estaban helados de frío, mojados, sucios y hambrientos.

Ya habían pasado 16 días desde el accidente aéreo, y habían conseguido instaurar unas rutinas que les ayudaban a pasar el día a día lo mejor posible: mientras unos cortaban carne para alimentarse, otros limpiaban el avión y los heridos derretían nieve para conseguir agua.

Cuando se acercó la noche, se dispusieron a entrar en el avión como cada día para resguardarse del gélido frío nocturno.

Cada uno ocupaba el puesto que le correspondía:

Los heridos dormían en las hamacas colgantes que había construido Roberto Canessa.
Juan Carlos Menéndez, Pancho Delgado, Carlos Roque y Numa Turcatti entraron los últimos pues les correspondía dormir junto al a entrada del fuselaje.

Ese mismo día decidieron que a partir de esa noche se quitarían los zapatos para dormir para no mojar los almohadones y mantas que utilizaban. Así que se descalzaron y colocaron el calzado en la red de equipaje de mano situada en el lado derecho.

Así que se descalzaron y cada uno ocupó su puesto.
Algunos cerraban los ojos e intentaban dormir.
Carlitos Páez rezó el rosario como cada día, y algunos supervivientes hablaban en voz baja entre ellos.

Diego Storm estaba muy incómodo y le pidió a Roy Harley que le cambiase el sitio. Éste accedió.
No era habitual que se cambiaran los puestos asignados, pero esa noche también se cambiaron Marcelo Pérez del Castillo por Coche Inciarte y Gustavo Nicolich por Gustavo Zerbino.

¿Cómo fue la avalancha que sepultó el fuselaje?

La mayoría ya estaban comenzando a conciliar el sueño (los que no se habían dormido ya) cuando de pronto comenzaron a notar una vibración y un intenso zumbido, como de un tropel de caballos y de pronto, un intenso ruido.

Roy Harley todavía estaba despierto, y con el ruido del impacto, se levantó de un salto.

Se encontró solo, con la nieve hasta la cintura. Una avalancha de nieve había dejado el avión prácticamente lleno de nieve y a sus amigos sepultados.

El alud había derribado la barrera que formaban con maletas en la entrada del fuselaje, todo se había llenado de nieve y los cuerpos – de sus amigos- que yacían en el suelo, habían desparecido.

Le inundó el pánico al pensar que sus amigos morirían y él se quedaría sólo en aquellas lamentables condiciones con los heridos, que se habían salvado al estar suspendidos sobre el suelo en sus hamacas.

Comenzó a escarbar desesperado, hasta que se encontró con la cara de Carlitos Páez.

Vió las manos de otros de sus compañeros agitándose, y comenzó a escarbar para intentar liberar a otros. Liberó a Roberto Canessa y a Fito Strauch.

Todos los que se iban liberando comenzaban a escarbar en la nieve congelada buscando las caras de sus compañeros, conscientes de que cada segundo corría en su contra.

Además, al situarse sobre la nieve hacían que esta se compactara más, dificultando todavía más la liberación de los que estaban sepultados.

Cada vez eran más los que escarbaban a toda prisa, al límite de sus fuerzas y con las manos congeladas. Por desgracia, algunas de las caras que encontraban eran de amigos fallecidos.

¿Cuántos supervivientes fallecieron en el alud?

En total, murieron ocho personas en el alud del 29 de octubre:

Diego Storm

Liliana Methol

Gustavo “Coco” Nicolich

Carlos Roque

Daniel Maspons

Juan Carlos Menéndez

Enrique Platero

Marcelo Pérez del Castillo

Tras el alud, quedaron 19 supervivientes.

Javier Methol lloraba, abrumado por el dolor la muerte de su esposa Liliana.
Los demás estaban también desconsolados. Todos habían perdido a alguna persona muy allegada y además, ahora se veían en aquella situación desesperada.

¿Qué sucedió después del alud? ¿Cómo consiguieron salir del fuselaje?

La entrada del avión se había taponado por la nieve, que ocupaba buena parte del espacio disponible en el avión.

Estaban atrapados en un espacio muy reducido, en el que no podían incorporarse y en el que debían permanecer amontonados los 19 supervivientes.

Estaban sobre la nieve, descalzos y mojados y sin nada con qué abrigarse.
Sólo podían golpearse unos a otros y retorcerse los dedos de manos y pies para conservar el calor.

Cuando llevaban algunas horas encerrados en el avión se dieron cuenta de una nueva amenaza: se estaban quedando sin oxígeno.

Con una de las varas de acero que habían utilizado para construir las hamacas, Nando Parrado empujó hacia arriba la nieve que cubría el techo hasta que dejó de notar resistencia.

Ese agujero les sirvió para poder renovar el aire del habitáculo en el que estaban encerrados, pero también para comprobar que el avión no estaba enterrado bajo gran cantidad de nieve (hasta ese momento no sabían si estaban enterrados bajo 30 centímetros o 4 metros de nieve).

Para muchos, aquella fue la peor y la más larga noche de sus vidas.

Cuando amaneció distinguieron la tenue luz que se filtraba a través de la nieve, y comenzaron a buscar la manera de salir de aquella sepultura.

Al final, y no con poco esfuerzo se turnaban para escarbar un túnel en la nieve desde la ventanilla de los pilotos.

Cuando por fin consiguieron alcanzar la superficie, Roy Harley asomó la cabeza y dijo a sus compañeros: “No se puede. Hay una tormenta”.

Debían permanecer en el interior del avión hasta que escampase.

Era el día 30 de octubre, el cumpleaños de Numa Turcatti. Le felicitaron y pasaron todo el día encerrados en el angosto espacio del avión.

El día siguiente, el 31 de octubre, cumpleaños de Carlitos Páez, fuera del avión continuaba la tormenta de nieve y tampoco pudieron salir.

Permanecieron encerrados en un habitáculo minúsculo, lleno de nieve y totalmente empapado durante varios días. Los cuerpos de los amigos que habían fallecido sepultados bajo la nieve de la avalancha yacían junto a ellos.

Llegó un momento que tuvieron que recurrir a alimentarse de esos cuerpos porque no podían acceder a los que se encontraban en los alrededores del avión, rompiendo así un nuevo tabú. Para todos fue horrible.

Todo sobre la antropofagia en la Tragedia de los Andes

El 1 de noviembre era el cumpleaños de Pancho Delgado, y amaneció despejado y por fin pudieron salir del avión y adecentar de nuevo el habitáculo del fuselaje para que pudiesen disponer de más espacio y comodidad cuando se resguardaban en el avión durante las noches. También consiguieron recuperar algunos de los pocos enseres de los que disponían, que también habían acabado sepultados bajo la nieve en el alud.

Otras consecuencias de la avalancha

La avalancha que enterró el avión tuvo una consecuencia sobre el ánimo de los muchachos: se dieron cuenta de que sus vidas corrían peligro inminente y que el fuselaje del avión en el que se refugiaban les ofrecía una falsa seguridad que no era tal.

La idea de escapar de allí se hizo más fuerte, y a partir de ese momento comenzaron a elaborar el plan para caminar hasta que consiguiesen ayuda.
Debían esperar a que mejorase el tiempo con la llegada del verano, pues eran conscientes de que no resistirían una noche a  la intemperie. Además, los expedicionarios debían estar en buenas condiciones físicas. Recibirían las mejores raciones de comida, estarían exentos de realizar otros trabajos en el avión y dormirían en los mejores lugares.

A raíz del alud el grupo se unió mucho más. Todos perdieron a algún ser querido en la avalancha: el grupo de los más jóvenes había perdido a Gustavo Nicolich y a Diego Storm; Roberto Canessa a su amigo Daniel Maspons; Arturo Nogueira a Enrique Platero; Methol a su esposa Liliana; y todos habían perdido a Marcelo que había ejercido de líder como capitán del equipo de rugby.

El único grupo que permaneció intacto tras el alud fue el de los primos Strauch.

Los pequeños grupitos se disolvieron y los supervivientes comenzaron a trabajar como un equipo más unido, con un objetivo en común: salir vivos de allí y volver junto a sus familias.

El alud en La sociedad de la nieve

La película es bastante exacta en lo referente a lo sucedido en la avalancha y en los días posteriores.
No obstante hay algunas pequeñas diferencias con lo relatado en el libro por los supervivientes.

Uno de ellos es el contexto en el que sucedió el alud.
Los supervivientes cuentan que por causa del mal tiempo, esa tarde se habían colocado en sus «puestos» para pasar la noche bastante temprano.
La mayoría ya estaban adormilados cuando sucedió la avalancha. Sin embargo, en la película se les ve conversando, animados:

Momentos previos al alud

La película sí que coincide con la historia real en que fue Roy Harley (y los heridos que dormían en las hamacas) el único que no queda totalmente sepultado y comienza a desenterrar a los demás compañeros.

Roy Harley es el primero en desenterrarse
Roy comienza a desenterrar a sus amigos

También en la realidad llegó una avalancha que acabó enterrando el fuselaje por completo.

Momento en el que oyen llegar la segunda avalancha

Desesperados, necesitan abrir una entrada de aire para no quedarse sin oxígeno:

Abren hueco con una vara para que entre aire

En la película, al igual que en la realidad, también pasan 3 días encerrados en ese pequeño espacio junto a los cuerpos de los muertos.
Aunque sí que hay una diferencia de cómo consiguieron salir.
Los supervivientes dicen que entre todos (con especial mención a Roy Harley) abrieron el hueco para poder reptar al exterior.
Sin embargo, en la película se le atribuye a Numa Turcatti la tarea de romper la ventana.

Numa Turcatti rompe la ventanilla del fuselaje

Es en ese momento de la película en el que Numa se hace la herida de la pierna que acaba llevándole a la muerte.
Sin embargo, en realidad no hay una versión unánime sobre cuál fue la causa de esta herida y cuándo se produjo.

En la película, acaba la secuencia de la avalancha recordando a los fallecidos:

Fallecidos en el alud