LA RADIO DEL MILAGRO DE LOS ANDES
Durante los primeros días en la cordillera, los supervivientes encontraron una pequeña radio de transistores entre dos asientos del avión.
La radio no funcionaba, pero encargaron a Roy Harley, que estudiaba ingeniería, su reparación.
Roy consiguió que la radio funcionase, pero era muy difícil recibir señal entre tan altas montañas. Para lograrlo, construyó una antena con pedazos de cable del avión.
A primera hora de la mañana era cuando recibían mejor la señal.
Contenido
¿Qué noticias oyeron en el transistor los supervivientes de la Tragedia de los Andes?
Los primeros días de supervivencia escucharon noticias relativas al accidente, en las que se informaba de que se estaba llevando a cabo un operativo de búsqueda.
En los días sucesivos, escucharon otras noticias que marcaron la supervivencia y desencadenaron diversos acontecimientos.
Lunes 23 de octubre: Suspensión de las tareas de búsqueda
Los primeros que salieron del avión aquella mañana fueron Marcelo y Roy para sintonizar el transistor tal y como hacían cada mañana. Ansiaban escuchar noticias sobre las tareas de búsqueda.
¿Les habían divisado desde los aviones? ¿Venían a buscarlos por tierra?
Con dificultad consiguieron sintonizar una emisora chilena, y Roy, con el transistor pegado a su oreja escuchó al locutor:
“El Servicio Aéreo de Rescate comunica a todos los aviones comerciales y militares que sobrevuelen la cordillera, que comuniquen si ven algún indicio de los restos del Fairchild 571.
Esto se debe a la suspensión de la búsqueda del aparato uruguayo por el Servicio Aéreo de Rescate, en vista de los resultados obtenidos.”
Roy se separa la radio del oído y le cuenta a Marcelo lo que acaba de escuchar. Algunos muchachos que se habían agrupado a su alrededor también escucharon la noticia.
Marcelo se vino abajo con esa noticia. Derrumbado, se tapo la cara con las manos y lloró de desesperación.
Marcelo ya nunca fue capaz de recuperar el ánimo que le había ayudado a seguir capitaneando al equipo de rugby. Desde que recibió la noticia de que se habían suspendido las tareas de búsqueda cayó en una depresión, culpándose por haber sido él quien había organizado el viaje.
Todos los chicos que se encontraban fuera del fuselaje cuando escucharon la noticia, debatieron si debían darles la mala nueva a los que todavía estaban dentro.
“Se lo diré yo”, dijo Gustavo Nicolich.
«Chicos, traigo buenas noticias. Han suspendido las tareas de búsqueda.
¿Por qué demonios son buenas noticias? – acertó a preguntar Carlitos Páez ante la desolación que semejante afirmación causó en todos los integrantes del grupo, que sollozaban y rezaban, desesperados.
Pues porque quiere decir que tendremos que salir de aquí por nuestros propios medios, ya no dependemos de nadie.»
La noticia marcó un antes y un después en la convivencia en el fuselaje.
Los que hasta ese momento habían sido optimistas y esperaban que un equipo de rescate fuese a buscarlos se derrumbaron. Algunos fueron incapaces de reanimarse.
Los que ya tenían pocas esperanzas de ser rescatados, no se asustaron: era lo esperado.
Esta noticia también fue decisiva para que algunos, que todavía se resistían a comer carne humana, se percatasen de que no había otro remedio: tendrían que estar más tiempo allí del que esperaban, sin nada que llevarse a la boca.
Todo sobre la antropofagia en el Milagro de los Andes
Nando Parrado anunció su decisión de partir inmediatamente, pero todavía estaba demasiado débil tras el accidente.
No obstante se acordó que debía organizarse una expedición con urgencia, y una hora más tarde de escuchar la noticia de la radio, un grupo formado por los más fuertes, emprendieron lo que sería la segunda expedición.
Tener conocimiento de que no irían a buscarlos fue un detonante para que los muchachos tuvieran un cambio de actitud que fue determinante para su supervivencia.
Abandonaron la actitud de “espera” y comenzaron a trazar activamente un plan para salir por sus propios medios de la montaña.
Domingo 17 de diciembre: La Cruz
Ya hacía varios días que Parrado y Canessa habían emprendido el viaje cuando los sobrevivientes que se quedaron en el fuselaje oyeron en la radio una noticia que les llenó de esperanza.
Habían encontrado una cruz en un lugar que habían llamado la montaña de Santa Elena y creían que podía ser una señal de los supervivientes.
Pensaron que se trataba de alguna de las cruces que habían hecho con las maletas para que pudieran ser divisadas desde los aviones que les sobrevolaban, así que estaban llenos de alegría y esperanza.
Esperaron el rescate que creían inminente.
Ellos no sabían que en realidad la cruz que habían divisado se trataba de una cruz colocada por científicos argentinos para hacer un seguimiento de los deshielos.
Los helicópteros no llegaron aquel día. Ni al día siguiente.
Viernes 22 de diciembre: El rescate
El viernes 22 de diciembre, como de costumbre, Daniel Fernández y Eduardo Strauch salieron a primera hora de la mañana para sintonizar las noticias en el transistor.
Lo primero que escucharon es que habían aparecido dos hombres que aseguraban ser sobrevivientes del avión uruguayo.
Sintonizaron otras emisoras que confirmaban la misma noticia.
Sintonizaron la siguiente emisora y sonó el Ave María de Bach.
Era una señal divina. ¡Estaban salvados!
Gritaban, agitaban los brazos, daban gracias a Dios y lloraban de felicidad.
Fumaron para celebrarlo y en cuanto asimilaron la noticia, se prepararon para el rescate.
Empacaron sus cosas y se asearon un poco.
Carlitos se puso gomina y Sabella y Zerbino camisa y corbata.
La radio en La sociedad de la nieve
Por supuesto que la no podía faltar en la película de Jota Bayona esa radio que marcó algunos de los acontecimientos.
Se ve cómo encuentran la radio en una maleta, y cómo Roy Harley es el encargado de hacerla funcionar:
Escuchar la noticia de que se habían suspendido la búsqueda marcó un antes y después en la realidad de los supervivientes, y fue decisivo para muchos a la hora de resignarse a tener que alimentarse del cuerpo de los fallecidos.
También reciben la noticia de que se reanudaban las tareas de búsqueda, semanas después, que sirvió a Roberto Canessa para retrasar la salida de la última expedición (que pudo haberles salvado la vida, porque implicó salir con mejor meteorología).
Y por último, la mejor de las noticias: la aparición de Roberto Canessa y Nando Parrado.
En la película, tal y como sucedió en la realidad la noticia iba acompañada del Ave María.
¡Y sí! Esa escena un poco cómica en la que los supervivientes empezaron a acicalarse para esperar el rescate es totalmente real: